Ya tocaba traer al blog algo dulce y rico. Esta receta de bizcocho es la que usaremos siempre para las siguientes recetas de tartas que veréis más adelante. Además de ser una receta muy fácil, permite todo tipo de variedades tanto en la elección del yogur, si queréis que no sea solo natural, como en la elección de las esencias. Y si además queréis daros un capricho pero sin saltar demasiado por encima de la dieta podréis añadir harina integral, azúcar de caña, yogures desnatados y un largo etc. ¡Empecemos!
- 2 Yogures blancos
- 4 vasos de harina integral (con la medida del yogur). Todas las mediciones serán con el vaso del yogur.
- 3 huevos
- 2 vasos de azúcar de caña
- 1 vaso de aceite de girasol. (El aceite de oliva hace que el bizcocho sea mucho más pesado a la hora de comerlo)
- 1 sobre de levadura
- Esencia de avellana.
RACIONES
8 personas si no sois demasiado glotones o 4 personas si os gustó demasiado como para compartir con tanta gente.
PREPARACIÓN
Precalentamos el horno a 160-170. En los dibujitos del horno ponemos el que sale con la raya de abajo, SOLO ESE.
En un bol bien grande echamos los dos yogures. Recordad no tirar los dos vasos a la basura porque usaremos uno de ellos como medidor. Echamos los 4 vasos de harina. A mí siempre me gusta tamizarla para que no queden grumos. Ahora bien, ¿tenemos a alguien por el blog que ni idea de lo que es tamizar? Cogéis un colador de esos grandes y vais echando la harina mientras movéis ligeramente el colador para que la harina caiga sobre como los yogures como si de una lluvia de harina se tratase. Es un paso más, pero os garantizo que no quedarán grumos. Una vez tamizada toda la harina echamos los tres huevos, no hace falta que los batáis antes. Llegamos al azúcar, que en mi caso me gusta hacer algo parecido a la harina. Si tenéis thermomix o vaso americano mucho mejor. Echáis los dos vasos de azúcar dentro y le das a batir. No olvidéis poner la tapa porque el azúcar se convertirá en polvo y puede pringaros la cocina en un santiamén. Cuando el azúcar esté totalmente echa polvo la añadimos al bol con el resto de los ingredientes. Y ya nos queda echar el vaso de aceite de girasol y el sobre de la levadura. Aunque ya sabéis que no me gusta patrocinar marcas así porque si, sí he de deciros que la levadura que mejor va o que mejor me ha ido a mi siempre es la Royal. En cuanto a la esencia, yo suelo poner esa porque huele a Nutella y le da un toque especial. Si no, podéis ponerle cualquier esencia que encontréis en el super o en su defecto ralladura de la piel de un limón o una naranja.
Mezclamos todos los ingredientes con las varillas. Al principio puede costar un poco porque los ingredientes se quedan entre las varillas y echos una plasta, pero no desistáis, seguid removiendo hasta que quede una masa. Podéis probarla para ver que tal está de azúcar. Sí, así cruda, que se que suena asquerosillo pero os digo que está de narices.
Engrasamos un molde con un poco de aceite que restregaremos por todo el molde con la ayuda de una servilleta. Yo suelo usar moldes redondos de los que se desmontan porque los de silicona me parecen demasiado desastre para luego sacar el bizcocho. Vertemos el contenido del bol y al horno.
Dejamos alrededor de unos 25-35 minutos. La solución para saber si está es bien fácil. Cuando el bizcocho vaya por el minuto 25 o así, coged un palillo, lo clavamos en el centro y si sale limpio nuestro bizcocho está listo, si sale mojado esperemos unos minutos más. ¡Y listo!
Yo aconsejo desmoldar nada más salir del horno. Pero ahí lo dejo al gusto de cada uno.
¡Que lo disfrutéis!