Hoy os traigo algo muy especial. Podríamos llamarlo postre, pero realmente se puede comer a todas horas, ¿cómo todo el chocolate no? Es una receta muy fácil y sencilla que la única «complicación» que tiene es pararse un ratito a hacer las bolitas, pero con la llegada de las Navidades es un postre que sienta estupendamente y quedaréis como unos reyes. Así que vamos allá
INGREDIENTES
- 300 gr. de chocolate negro para fundir/ para repostería
- 200 gr. de chocolate blanco
- 400 gr. de leche condensada
- 1 cucharada sopera de mantequilla
- Fideos de chocolate
RACIONES
Entre unas 50-60 trufas
PREPARACIÓN
Vamos a derretir el chocolate al baño maría. Y para los menos manitas en la cocina, ¿qué es el baño maría? Ponemos una cacerola no profunda con unos cuatros/cinco dedos de agua y dentro otra cacerola más pequeña a fuego medio hasta que el agua rompa a hervir, así podremos derretir el chocolate y no se nos pegará ni quemará.
Después de esta pequeña lección de cocina seguimos. Una vez que al agua rompe a hervir echamos todo el chocolate y removemos con ayuda de una cuchara hasta que quede una masa homogénea y líquida. Añadimos después la mantequilla. Veréis que cuando echéis la mantequilla, la mezcla líquida empezará a espesarse y habrá muchos grumos. No os preocupéis, no lo estáis haciendo mal. Después de mezclar toda la mantequilla, echamos la leche condensada y ya podemos retirar del fuego. Removemos muy bien hasta que vuelva a quedar una masa homogénea sin grumos. Dejamos enfriar unos 30 minutos y pasado este tiempo metemos la cacerola en el frigorífico/refri unas 3 horas.
Pasado este tiempo, sacamos del refri y dejamos reposar un ratito para que no esté tan fría la masa. Ahora viene lo divertido. Os aconsejo, una silla cómoda y que os pongáis un capítulo de lo último que estéis viendo, en mi caso House of Cards. Agarramos una cuchara de café, o una cuchara sopera (pero no la llenéis entera) y cogemos un poco del chocolate de la cacerola. Estará duro y es normal, porque sino a la hora de hacer las trufas se nos quedarían las manos pringosas y las trufas blandongas. Hacemos una bola con las manos y la bañamos en los fideos que previamente habremos vertido en un plato hondo. Y así hasta terminar el chocolate.
Yo las he metido en cajas de galletas de lata para que a la hora de servirlas sea más cómodo, pero eso ya os lo dejo a vuestro gusto.
Consejo: haced esto con el estómago lleno porque sino la tentación es muuuyyyy grande.
¡Qué las disfrutéis y que las compartáis! 😉